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haciendosurco

Aldecoa

Supongo que es tan sencillo como "hay que enganchar al lector desde la primera frase", pero lo de este señor me maravilla:

 

A través de los entornados ventanillos podía ver la claridad del amanecer; la claridad de humo blanco del amanecer.

Al asomar la cabeza quedó deslumbrado.

Las cristalera del café siempre estaban sucias y la luz de la glorieta, agria y escenográfica, se filtraba a través de ella con matices de recuelo.

Por las agujas de las torres desfilaban oscuras nubes pastoreadas del cierzo.

El callejón de Andín olía mal.

Hacia el fielato, la carretera solitaria al claror triste, azul sucio, como de huevo incubado, de la hora temprana, aumenta escalofríos en los que vienen caminando desde la iglesia.

Entre el puente de hierro y el puente nuevo el río corre apretado, tumultuoso, amenazante, en esta primavera.

Con el Martín pescador recorriendo, investigando, reconociendo el río, el primer chaparrón de la primavera hizo nacer el arco iris.

El tañido de la campana les hizo alzarlas cabezas. Opaco, pausado, grávido, anunciaba el recreo.

Era la hora del ocaso y estaba sentada en aquel bar del paseo de Rosales como si estuviera en un mirador que al mismo tiempo fuese un muelle.

en el muelle viejo estban atracados tres motoveleros, y en el escuadrado del muelle, frente a la pensión España y a los soportales, los calafates iban desganándose, cercano el fin de la jornada, en la faena de pontear uno nuevom cuya traima pintada de minio, con chorrotones por la amura, parecía un tremendo y recién estrenado cadalso.

Tras de dormir durante muchas horas gustaba de prolongar treinta o cuarenta minutos su estancia en la pereza, dormivelando, transmutando ensoñaciones, recuerdos y proyectos.

 

(de Cuentos completos 2, de Alianza, he vuelto a perder el 1)

2 comentarios

eldani -

cómo te diría yo...

reypas -

Lo confieso. Trabajé de negro para este señor.